Por Factor Méndez Doninelli
Guatemala - Este día el gobierno espurio instalado en la hermana República de Honduras, cumple veinte días de usurpar el poder político mediante la técnica del golpe de Estado militar, que por cierto muchos creímos no volveríamos a ver. Pero sucedió otra vez, con el mismo estilo violento y represivo del siglo pasado, cuyas características ya comenté.
El golpe militar provocó el aislamiento internacional de la Nación vecina, el desconocimiento diplomático de las autoridades espurias y ha roto la tranquilidad social interna. Las marchas pacíficas multitudinarias de la población hondureña en rechazo al rompimiento del orden constitucional, han continuado de forma ininterrumpida también desde hace veinte días. Todo indica que la paz social de nuestros vecinos está alterada.
Alrededor de la crisis política institucional de Honduras, han surgido nuevos actores y escenarios políticos endógenos y exógenos, que dan fuerza a la intención del presidente Manuel Zelaya de revertir la actual situación y retomar el poder político para regresar al orden constitucional. Durante la breve visita que el mandatario Zelaya hizo al país, en conferencia de prensa llamó al pueblo hondureño a la insurrección, que dijo es, un derecho reconocido en la Constitución Política de Honduras. Es probable que cuando se publique este comentario, el presidente Zelaya se encuentre de vuelta en territorio hondureño encabezando junto al pueblo el retorno al ejercicio constitucional.
El escenario político social de ese país, puede modificarse en las próximas horas, pues la presencia del mandatario Zelaya en suelo hondureño, podría revertir el estado de cosas. Desde luego que nadie quiere más sangre, por eso es de esperar que las nuevas condiciones no tengan un desenlace violento, que lejos de contribuir a la superación de la actual situación, más bien la complique aún más.
Son los hondureños quienes pueden y deben encontrar la salida a este laberinto político provocado por los golpistas, quienes otra vez quisieron anclar el nefasto procedimiento de interrumpir por la fuerza el orden constitucional y democrático. Al grupo de militares golpistas, a los grupos fácticos y corporativos, a una parte de la clase política y algunos medios locales que siguen aplaudiendo el golpe, les queda poco tiempo.
Sin duda la creciente protesta popular que ha tomado las calles de muchas ciudades del vecino país y la fuerza de la razón por la defensa de las instituciones democráticas, tiene un lugar ganado en la historia. Veinte días después del golpe, el pueblo hondureño sigue haciendo resistencia defendiendo la construcción de la democracia participativa, mientras tanto el mundo observa como el régimen espurio continúa debilitándose.
Fuente: www.albedrio.org
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